viernes, 23 de septiembre de 2011

Superentrada, 5. ¿O era 6?

El silencio se arremolinó en la sala. Poco a poco, la gente fue callando. Y junto al silencio, una sombra, una nube negra, apestosa, fea en toda ella. De esa sombra, y recién cruzada la puerta que jamás se abrió, se alzaba la figura antifazada, apuntándoles con el tupé, que se hacía llamar Sombra Fantasma. Su voz aguda e infantil rompió el silencio
-Damas y caballeros- empezó.- Buenos días
-¡Oiga, quién es usted!- chilló un rico contribuyente- ¡Yo he luchado en la guerra de Méjico, no toleraré que un Supervillano de tres al cu...
Su voz enchida se deshinchó, cómo todo él hizo, y acabó en un susurro de desaprobación.
Al otro lado de la sala, en la tarima, donde antes se encontraba el viejo encargado de la subasta, estaba... bueno, técnicamente, ahí seguía el encargado. Estaba él, sus dos piernas, su cabeza, sus deditos agarrados al premio, y su pequeña boca lucía ahora una sonrisa de lo más sana. Claro que lo que antes no estaba eran la cola, los cuernos, la piel roja, los colmillos, la mala leche y las gafas de sol. Porque los demonios en esta dimensión deben cuidarse la vista.
Sombra Fantasma sabía de que iba todo eso. Era un simple objeto mágico, poseído por un espíritu de otro plano existencial. Ahora el demonio se había mudado. Por lo menos, eso era lo que decía Trickerson. Claro que a ver quién es el listo que confía en el loco de la ciudad, se dijo el hombre que hablaba siempre en susurros e invertía una hora entera cada día en conseguir el tupé perfecto. Lo dijo mientras pensaba lo terrible que sería para su compañero de piso, un universitario drogadicto, que su identidad fuese descubierta. Por supuesto, el que un hombre dedique su vida a salvar nuestra dimension de fantasmas y espíritus era cosa de locos.

Lightspeed no lo creía. Lo veía, lo oía, y por dios bendito que su pierna lo sentía, pero no lo podia creer. Claro, el shock y todo eso, dicen algunos. Para shock, el que iba a tener después de que lo empotrasen contra la pared del museo.
Pero claro, estamos hablando de Lightspeed, el hombre que puede ver las gotas de la lluvia en todo su recorrido, y dibujarlas una a una, ya que le sobra tiempo. Así que no tuvo más que activar su campo de distorsión temporal, a... no sé, uno diez... Girar en el aire sobre si mismo, rodar por la pared para reducir el impacto, y, antes de que la gravedad se diese cuenta de que la estaban ignorando, saltar sobre su enemigo. Pero, ¡ay! Lo que no le dio tiempo a pensar fue el asunto de que le agarrasen la pierna con la fuerza equivalente a un par de gs... Sonó ''clack'' y el pie se fue a pasear. La carne y la piel le impidieron que se quedase por ahí, y los siguió. Pero por entonces nuestro gallardo héroe estaba en el suelo, agarrado a la pierna, rota, y sangrando por los cortes producidos por los huesos. El pie de su hermano mayor, ahora mucho más grande que de costumbre, dirigido hacia su cara era también un desafortunado incidente.

TO BE CONTINUED

Realmente espero que alguien lea esto. Me lo paso muy bien escribiendo, y eso en si mismo es suficiente para hacerlo, pero me gustaría saber que alguien pasa un rato entretenido con ello.

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